Cuarto de Hora 15 de MAYO


ABRIR LA PUERTA…


Somos un castillo habitado por Dios. Eso nos dice Teresa y nos propone un  itinerario espiritual que consiste en recorrer el castillo, pasear y abrir habitaciones.
La “puerta” de este castillo, para Teresa es la oración. Y la oración es para Teresa de Jesús: RELACIÓN, trato de amistad.  La oración es para ella la mediación fundamental de su experiencia de Dios. Pero es importante caer en la cuenta de la insistencia con la que vincula esa relación con Dios, con la relación consigo mismo (propio conocimiento), la relación con los demás (“amor de unas con otras”[1]) y la relación con las cosas (“desasimiento de todo lo criado”) Este símbolo, por tanto, nos habla de que  somos seres RELACIONALES.


“Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo” Ap, 3, 20

Jesús nos invita a abrir las puertas de nuestro interior para dejar que entren los otros, con sus vidas, sus historias, y que, a través de ellos, sea el mismo Dios quien se asome a nuestra vida…
 ¿Qué nos pasa? De niños  tenemos TODAS las puertas abiertas, de par en par y  poco a poco vamos cerrándolas, y cuánto nos cuesta abrirlas... Será por eso que Jesús nos dice que tenemos que ser como niños…

¿Cómo está mi puerta? ¿Qué clase de puerta tengo-soy? (Dibujamos nuestra puerta)


 
 






















La clave de vivir con NUESTRAS PUERTAS  abiertas la tenemos cada uno y cada una. Reside en nuestra libertad, en nuestra capacidad de vivir apasionados, arriesgados…  de tener los sentidos despiertos para ESCUCHAR,  para VER, para ACOGER a quién llama a nuestra puerta…   Ojalá podamos ser de los que tienen la puerta siempre abierta  (o la llave debajo del felpudo para que puedan entrar)…

Escucha esta canción, cierra los ojos y escucha desde dentro… haz tuya la letra. Eres tú el/la que quiere tener su casa abierta a Jesús, a los hermanos/as… a la realidad:


Quiero estar bien con mis hermanos
De norte a sur al fin del mundo
Saber oír y dar mis manos
Sudar jugando algo bien sano

Todos aquí somos humanos
Que más me da el color, la raza
Dentro tenemos sentimientos
Que necesitan de sustento
Si adentro hay buenos sentimientos
No se pueden quedar adentro

Aquí está mi casa abierta
Hay un plato por ti en nuestra mesa
Sombra de árbol para tu cabeza
Libro abierto tu vida mi puerta

Casa abierta
La amistad no cuestiona tu credo
A la tierra le gusta que amemos
Sin distingos de culto y bandera
Casa abierta...

Quisiera darte buena suerte
Y ser tu amigo hasta la muerte
que la distancia no me entuma
Y la amistad no se consuma

Todos aquí somos humanos
Que más me da el color, la raza
Dentro tenemos sentimientos
Que necesitan de sustento
Si adentro hay buenos sentimientos
No se pueden quedar adentro.


[1] “…importa muy mucho lo que nos va en guardarlas para tener la paz que tanto el Señor nos encomendó, interior y exteriormente: la una es amor unas con otras; otra, desasimiento de todo lo criado; otra, verdadera humildad, que, aunque la digo a la postre, es la principal y las abraza a todas.” CE. 6,1