Somos un castillo
habitado por Dios. Eso nos dice Teresa y nos propone un itinerario espiritual que consiste en recorrer
el castillo, pasear y abrir habitaciones.
La
“puerta” de este castillo, para Teresa es la oración.
Y la oración es para Teresa de Jesús: RELACIÓN,
trato de amistad. La oración es para ella la mediación
fundamental de su experiencia de Dios. Pero es importante caer en la cuenta de
la insistencia con la que vincula esa relación con Dios, con la relación
consigo mismo (propio conocimiento), la relación con los demás (“amor de unas con otras”[1]) y
la relación con las cosas
(“desasimiento de todo lo criado”) Este símbolo, por tanto, nos habla de que somos
seres RELACIONALES.
“Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él y cenaré con él y él conmigo” Ap, 3, 20
Jesús nos invita a abrir las puertas de nuestro
interior para dejar que entren los otros, con sus vidas, sus historias, y que, a través de ellos, sea el mismo Dios quien se asome a nuestra vida…
¿Qué nos pasa? De niños tenemos TODAS las puertas abiertas, de par en
par y poco a poco vamos cerrándolas, y
cuánto nos cuesta abrirlas... Será por eso que Jesús nos dice que tenemos que
ser como niños…
¿Cómo está mi puerta? ¿Qué clase de puerta
tengo-soy? (Dibujamos nuestra puerta)
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La clave de vivir con NUESTRAS
PUERTAS abiertas la tenemos cada uno y
cada una. Reside en nuestra libertad, en nuestra capacidad de vivir
apasionados, arriesgados… de tener los
sentidos despiertos para ESCUCHAR, para
VER, para ACOGER a quién llama a nuestra puerta… Ojalá podamos ser de los que tienen la
puerta siempre abierta (o la llave
debajo del felpudo para que puedan entrar)…
Escucha esta canción, cierra los ojos y
escucha desde dentro… haz tuya la letra. Eres tú el/la que quiere tener su casa
abierta a Jesús, a los hermanos/as… a la realidad:
Quiero estar bien con
mis hermanos
De norte a sur al fin
del mundo
Saber oír y dar mis
manos
Sudar jugando algo bien
sano
Todos aquí somos humanos
Que más me da el color,
la raza
Dentro tenemos
sentimientos
Que necesitan de
sustento
Si adentro hay buenos
sentimientos
No se pueden quedar
adentro
Aquí está mi casa
abierta
Hay un plato por ti en
nuestra mesa
Sombra de árbol para tu
cabeza
Libro abierto tu vida mi
puerta
Casa abierta
La amistad no cuestiona
tu credo
A la tierra le gusta que
amemos
Sin distingos de culto y
bandera
Casa abierta...
Quisiera darte buena
suerte
que la distancia no me
entuma
Y la amistad no se
consuma
Todos aquí somos humanos
Que más me da el color,
la raza
Dentro tenemos
sentimientos
Que necesitan de
sustento
Si adentro hay buenos
sentimientos
No se pueden quedar
adentro.
[1] “…importa muy mucho lo que nos va en
guardarlas para tener la paz que tanto el Señor nos encomendó, interior y
exteriormente: la una es amor unas con otras; otra, desasimiento de todo lo
criado; otra, verdadera humildad, que, aunque la digo a la postre, es la
principal y las abraza a todas.” CE. 6,1